La OIE se une a la ICM para pedir que se refuercen la protección social para los trabajadores migrantes en todo el mundo

En el Día Internacional del Migrante, la OIE y la Internacional de Trabajadores de la Construcción y la Madera (ICM) publican una declaración conjunta sobre el papel fundamental que están desempeñando los trabajadores migrantes durante la pandemia y la necesidad de brindarles una mayor protección social en estos tiempos de incertidumbre.

Este es el mes en el que muchas personas en todo el mundo han recobrado la esperanza y ven próximo el fin de la batalla contra el COVID-19. Este es el mes en el que por fin ha llegado una de las tan anheladas vacunas, la vacuna de Pfizer-BioNTech.

Esta vacuna nunca habría existido sin la migración: desde la alianza encabezada por una pareja de científicos, marido y mujer ambos de familias migrantes, hasta la multinacional farmacéutica que fundaron en Estados Unidos un grupo de migrantes hace 171 años... y cuyo actual director ejecutivo viene de una familia de migrantes.

Muchos de los médicos y enfermeros que están están administrando esta vacuna son migrantes. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos estima que, en la actualidad, uno de cada cuatro médicos y casi uno de cada cinco enfermeros en los países industrializados nacieron en un país distinto a aquel en el que viven. Muchos de los empleadores y trabajadores que están ayudando a llevar las vacunas y otros suministros sanitarios a quienes los necesitan también son migrantes de primera o segunda generación.

En todo el mundo, los migrantes brindan asistencia sanitaria a domicilio y se encargan de cuidar a niños, personas mayores y personas con discapacidad. Millones de migrantes trabajan en el sector de los servicios domésticos, del transporte de mercancías, en explotaciones forestales y agrícolas, en la industria alimentaria, en supermercados y comercios minoristas, en el sector de la hostelería, en el transporte público o privado, en la construcción, en la ingeniería, en la manufactura y en el sector las tecnologías digitales y de la información.

La salud y la seguridad de los trabajadores de la construcción y de todas las industrias es una cuestión capital, máxime durante la pandemia. Durante esta pandemia, los trabajadores migrantes se han enfrentado a un mayor riesgo y hay estudios (en inglés) que muestran que el COVID-19 ha sido más agresivo y pernicioso para los migrantes encargados de prestar muchos estos servicios. Esta situación guarda estrecha relación con los retos a los que se enfrentan muchos trabajadores migrantes, como el acceso a la alimentación, a la atención médica, al saneamiento o a la vivienda.

A ello se suma el hecho de que muchos trabajadores migrantes se enfrentan a graves desafíos. A menudo acaban desamparados en un país extranjero, sin acceso a servicios o a apoyo. En estos casos, los sindicatos y las organizaciones de empleadores ofrecen reparaciones a quienes han sufrido abuso salarial.

La pandemia también ha resaltado la importancia de ciertos trabajadores «fundamentales», ya sean nacionales o migrantes. Estos trabajadores son esenciales para sus vecinos, para sus comunidades y para combatir la pandemia.

Es fundamental que haya un un diálogo social pertinente y significativo en las esferas adecuadas para garantizar el pleno respeto de los principios y derechos fundamentales en el trabajo durante la respuesta a la crisis. El trabajo decente y las condiciones de trabajo decentes para todos, ya sean trabajadores migrantes o nacionales, serán fundamentales para superar esta crisis. Por ello, los sindicatos y las organizaciones de empleadores solicitan a los gobiernos que apliquen de manera efectiva las normas internacionales del trabajo de la Organización Internacional del Trabajo, en particular, los principios y derechos fundamentales en el trabajo y otros principios y derechos laborales conexos, y que garanticen la no discriminación de los trabajadores, inclusive la discriminación salarial, para no dejar nadie a la zaga.

Del mismo modo que nuestra esperanza y nuestros sistemas sanitarios ya no se centran en paliar, sino en curar, hemos de dejar de centrarnos en la crisis y destinar nuestras energías a la recuperación. ¿Cómo podemos curar una economía enferma? Con un sector público y privado saludable, que ofrezca igualdad de condiciones laborales y que genere trabajos decentes para los trabajadores, así como una mejor transferencia de la seguridad social y un empleo continuado. También es necesario que las empresas muestren el firme compromiso de respetar los derechos humanos y laborales, sin importar si un trabajador es local o migrante.

Para responder al llamamiento para elaborar una estrategia para «reconstruir mejor», los sindicatos y las organizaciones de empleadores defienden la creación de sistemas sanitarios sólidos y bien financiados que ofrezcan pruebas gratuitas de diagnóstico del COVID-19 y servicios de atención médica y vacunas accesibles para todos.

El 18 de diciembre es el Día Internacional del Migrante, el día en que el mundo rinde tributo a los migrantes. La OIE y la ICM se comprometen a concienciar y garantizar que la percepción que se tiene sobre los migrantes y los discursos sobre la migración reflejen la realidad de forma más fiel.

Cuando se vacune contra el COVID-19, sea cual sea la vacuna en cuestión, puede que deba agradecérselo a un migrante. No cabe duda de que los migrantes habrán sido esenciales en el proceso,  como también serán, al igual que usted, los trabajadores y las empresas de todo el mundo, esenciales en el proceso de recuperación económica que se avecina.

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